Thursday, July 5, 2007

NO QUIERO VOLVER A VER ALGO ASÍ EN MI VIDA

Friday, June 24, 2005

Al inicio pensé que se trataba de una bolsa de basura o de la rama húmeda de un árbol. Luego, a medida que me aproximaba, tuve que aceptar que no reconocía la forma de lo que tenía frente a mí. No fue sino hasta después, hasta que cerré los ojos, que pude rehacer, desde la oscuridad de la imaginación, lo que acababa de vislumbrar en la oscuridad del mundo.

Había salido tarde de una reunión y me dirigía, caminando, a casa. Pensaba en cosas imposibles mientras tarareaba una canción de Leonard Cohen. Pateaba piedras. Veía las ramas de los eucaliptos. Aspiraba el sosegado ambiente nocturno. Me sentía libre como la adolescente que ya no soy. Creo que fue mientras pensaba eso, mientras pensaba que me sentía libre como la adolescente que no soy, que la silueta se apareció, poco a poco, frente a mí.

Cerré los ojos y dejé de respirar. Eso pasó. Luego recompuse la escena detrás de los párpados y, sin haberlo conseguido del todo, casi de inmediato, los abrí de nueva cuenta. El cuerpo de un hombre dispuesto en ángulos extraños--una mano aquí, una rodilla allá, el cabello enrojecido--continuaba ahí, sin vida, frente a mí. Un cuerpo sobre el pavimento. Quise gritar pero no pude. Un charco de sangre. Quise alejarme. Un rictus de terror. Quise cerrar los ojos otra vez. Un tenis roto. Quise arrojar mi mano hacia su frente, hacia su hombro, hacia sus propias manos, como si el consuelo que es el tacto durante la vida pudiera serlo de igual manera durante la muerte. Un pantalón de mezcilla. Quise pensar. Un cuerpo sobre el pavimento. Quise ver.

¿Era esto entonces?

Mientras marcaba el número teléfonico del departamento de policía alcancé a escuchar el eco de sus tacones. Luego, mientras esperaba una respuesta, identifiqué el aroma turbio de su velocidad. Todavía con el auricular en la oreja traté de saber si se iba ya o si regresaba, despavorida. Cuando llegó la policía sólo estábamos él y yo, ahí, sobre la calle. Su cadáver y su interlocutora. Su espejo. Su materia exprimida. Su alimento y su lectora. Su trituración. Su despojo, su ruina. Su gabazo. El ruido urbano alrededor.

No fue sino hasta que llegué a casa, algunas horas después, que pude vomitar y llorar al mismo tiempo. ¿Así que eso era? Me lo pregunté muchas veces. Frente al refrigerador. A un lado del bote de basura. Bajo los cobertores. A través del vidrio de la cocina. Me lo pregunté en todos lados. Como conocía la respuesta, callé. Para entonces ya había decidido que no quería volver a ver algo así en mi vida.

--crg

# posted by crg @ 4:40 PM

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