Thursday, July 5, 2007

LA MUJER VAMPIRO ESCRIBE

Thursday,March 17, 2005

No sé, en realidad, si deba hacer pública esta misiva. Pero después de debatirme entre las múltiples posibilidades--es decir, publicarla o no publicarla--me decido a hacerlo por razones que todavía no comprendo pero entre las que se cuentan: la luz matutina: brillantísima; las ráfagas de aire a las cuales sólo les hace falta la proverbial sábana blanca para dejar su trazo en el paisaje; el fugaz recuerdo de lorena velázquez en bikini; mi afecto un tanto intrigado y otro tanto voluble por un hombre que gustaba del color plateado y se hacía llamar, válgame dios, El Santo; esta maldita costumbre de contestar todo, pero absolutamente todo escrito que llega a mí; la imagen conmovedora de una mujer vampira alumbrada por la luz azulosa de una pantalla mientras, inclinada apenas sobre el teclado, escribe una misiva para una Mujer Desconocida que ha encontrado, días atrás, en otra pantalla. Debe haber más razones, supongo. O tal vez ninguna más. Pero estas son las palabras de la Vampira Mujer que merodea cibercafés casi de madrugada.

Marzo 2, 2005
Ciudad de México

Las noches son muy largas, Cristina. Tan largas que le alcanza a una el tiempo para caminar sin rumbo bajo jacarandas muy oscuras y para asomarse, de cuando en cuando, a esos lugares bulliciosos e iluminados donde la gente se congrega para reír, para conversar, para embriagarse. Esas cosas humanas que usted, lo asumo así, conoce bien. Esas cosas tan ajenas.

Esta es una noche muy larga, Cristina, y he caminado sin rumbo--eso es lo que quería decir, en una sola oración, desde el principio, pero no he logrado hacerlo sino hasta ahora. Este momento.

Quiero decir que caminé por largo rato y me detuve, como suelo hacerlo, bajo una jacaranda (ha notado que de noche todas las jacarandas son negras, ¿verdad?) y luego frente a una pantalla y, ahí, ya sabrá, el azar siempre tan original, frente a sus letras.

Le escribo porque camino de noche, usualmente sin rumbo, y me atraen, con frecuencia, tanto las jacarandas como las luces que brotan de las pantallas de las computadoras. Estoy dentro de un edificio al que llaman ciberespacio. Y le escribo. Todo esto es real.

Usted sí puede creer que existo. Usted sí es capaz de creer que le escribe la verídica Mujer Vampiro desde un lugar inverosímil del espacio. Usted sí.

Quiero decir que camino y (¿de verdad no ha notado que las jacarandas son todas negras de noche?) que tengo una historia que contar. Yo también. Es algo que tiene que ver con un hombre de pantaloncillos plateados y una mujer de largos rizos rubios y bikini. A veces me pregunto, con esa desesperación que sólo puede dar la eternidad, por qué no me hice personaje de Anne Rice—ya sabe, libro de pasta dura, película en Hollywood, y Brad. Pero no, qué va, heme aquí, mexicana y sin alternativa, caminando sin rumbo en noches tan largas pobladas de pantallas. Mi historia, Cristina. Se la quiero contar—eso es lo que de verdad quería decir desde el principio pero no me atrevía. ¡Ay, pensar en todo lo que una tiene que escribir para, finalmente y por azar, atreverse a decir lo que uno quería decir desde el principio!Es algo que tiene que ver con mi verdad, Cristina. Escribo “mi verdad” y, antes de que me borre, le digo que sé, lo sé de cierto, que usted no cree en la verdad. Por consideración a usted, aunque sin creerlo del todo, le digo pues que es algo que tiene que ver con una versión--la mía.

Apuesto que le interesa. Apuesto que me dedicará algo de su atención. Apuesto la inencontrable Santo contra las mujeres vampiro si usted gana o si usted pierde. Se la apuesto.

Queda de usted.

Puede mandar su respuesta a soylamujervampiro@hotmail.com

Pd. La noche, de repente, se ha vuelto corta. Muy corta.


--crg

# posted by crg @ 6:48 AM

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