Thursday, July 5, 2007

LA MELANCOLÍA DE LA NUBE QUE SE VUELVE, AHORA MISMO, BRUMA

Tuesday, June 28, 2005

La escritura daña, se sabe. Uno es una persona antes de escrbir, y otra completamente distinta, otra ya dañada, cuando lo hace. Mientras lo hace. No hay escapatoria, eso también lo sé.

Escribir me hace creer, por ejemplo, que las cartas que firma un anónimo y algo desquiciado alguien que se hace llamar La Mujer Vampiro, La Verídica, existen. Escribir me obliga a leer esos textos con sumo cuidado, sin sentido de saciedad. Entre líneas. Escribir me hace pensar en ella y, luego, me hace olvidarla sólo para tener el placer de creer que, cuando la recuerdo, ella existe por primera vez. Escribir me hace pensar que lo que veo frente a mí es un cadáver y que el ruido que escucho son sus pasos, alejándose. Escribir me induce a marcar el número telefónico de la policía local creyendo, verdaderamente, que aquí se ha cometido un crimen.

Aquí se ha cometido un crimen.
Escribir lo sabe.

El hombre de mirada vidriosa se asoma a mi oficina y escribir me dice que la busca todavía. Él dice, entonces, justo en ese momento:

--La busco todavía --y yo sonrío, satisfecha.

Y porque necesito aire y hoy se ha cometido un crimen aquí, en la escritura, que es el mundo, lo invito a caminar bajo los oyameles. La melancolía de los días grises. Ah. Eso. Y la melancolía de las ramas que, verdes y opacas, se comban sobre las cabezas. Y la melancolía de los pasos, uno tras otro. Uno tras otros.

--Es un día gris --murmura, sabiendo que él y yo lo sabemos, pero que el lector necesita saberlo junto con nosotros. La complicidad. La convención. El escurrimiento del lenguaje.

--Sí --contesto, sin mirarlo, porque, después o antes de todo, lo conozco bien. Es mi personaje, es el personaje que yo creo independientemente de que un hombre de mirada vidriosa, de mirada sulfúrica, esté aquí, bajo el dintel de mi puerta, preguntando por ella.

--Estos días me recuerdan a mi adolescencia --le digo cuando ya estamos afuera, en la inmediación de la montaña, como si lo conociera de toda la vida. Como si le interesara.

La melancolía de la ráfaga y, luego, la melancolía de la escritura que trata, desde entonces, de producir la ráfaga a voluntad, en cualquier lado, a todas horas. Esa imposibilidad. El mundo bajo la ráfaga de aire frío: un vendaval: la adolescencia.

--Va a llover --dice él y asiento. Sus palabras me obligan a ver el cielo.

--¿Y por qué la buscas? --le pregunto. Intrigada de verdad. Intrigada por el cielo.

--Por lo mismo que tú --dice. Como si lo supiera. Como si me conociera. Me pregunto, de reojo, que es como se pregunta uno este tipo de cosas, si ahora yo soy su personaje. Si en este mismo momento me está produciendo.

--Esto es la lluvia --le digo, mostrándole la gota que resbala lentamente, muy lentamente, por el dorso de mi mano. No sé por qué la constatación, que es toda escritura, nos hace reír. Es entonces que corremos ladera abajo, dentro de las palabras "a carcajada batiente", hasta que el aire, que siempre se escapa, no da para más. Hasta que los pulmones. Hasta que las rodillas.

Alguien cae.
El crimen, otra vez.
La silueta sobre el pavimento.
Lo que está frente a los ojos pero los ojos no saben, no pueden, no quieren ver.

--Tú sabes que los vampiros no existen, ¿cierto? --le pregunto, resollando todavía.

--También tú --asegura. Por razones que todavía no entiendo, por razones que nunca entenderé, le creo.

La melancolía de la nube que se vuelve, ahora mismo, bruma.

--Pero sí se llama Ulises Aldravandi --confieso en voz muy baja--. Y también se llama Xian.

--¿Dónde está? --pregunta y, mucho me temo, suplica. Sus ojos suplican. Él de verdad cree que yo lo sé y por eso suplica--. ¿No te das cuenta que aquí se ha cometido un crimen, Cristina?

No es sino hasta que me sacude, literalmente, que empiezo a entender. Aquí, en la ladera de la montaña, rodeados de oyameles y balidos, dentro de las palabras "no hay tal lugar", hay un hombre que me sacude los hombros y yo empiezo a entender: La escritura daña: Nada tiene solución.

--crg

# posted by crg @ 10:25 AM

1 comment:

Tolon (en chapingo) said...

Buenos tópicos, algo idílicos sazonados con un poco de verdad, de esa que no muchos se atreven a comentar. Aunque a veces pienso...¿Como hace para subir tanto texto casi a diario?
Bueno, supongo que eso solo tu lopuedes responder...